No te engañes: Los amargados somos felices

No te engañes: Los amargados somos felices

Muchas personas piensan que porque a menudo soy como los limones -ácida , seca o amarga- no estoy feliz y déjenme decirles que ¡SE EQUIVOCAN!

Debo admitir que intento estar riéndome todo el día , cantando o tomar con humor mi mala suerte pero mi esencia es esa: frontal, burlona, amargada, reírme de las cosas malas que me pasan, andar estresada – así no tenga nada que hacer-, vivir pendiente de los horarios y quejarme o cuestionar todo lo que me rodea. Esa soy yo, así soy feliz, y sé que como yo hay miles de personas que me entienden.

El problema esta cuando intentan cambiarnos por el simple hecho de ser distintos, pero ¿Quién les mintió que queremos cambiar? Por ejemplo, no me imagino un mundo únicamente de gente «optimista» que viva esperando atraer las buenas vibras y energías, esperando que el destino les de lo que creen merecer.

En mi mundo real debes pensar, creer en lo que haces, moverte y buscarlo. Soy fiel creyente que algunos nacemos con «aura» distinta -por no decir suerte- pero también sé que eso no es impedimento para luchar por lo que quieres.

Alguna vez leí: «La suerte pertenece a los que tienen coraje» y me cambió ¡LA VIDA! Sé que tengo una suerte muy jodida pero no me impide ser terca hasta conseguirlo; mi mala suerte -como le digo- me enseñó a ser perseverante y también a frustrarme e indignarme por lo que no creo correcto pero cuando consigo algo, que sé que otros quizá lo lograron más fácil, mi alma se siente feliz porque «aunque el mundo, yo o ambos, atrajimos las malas vibras» lo conseguí.

Lamentablemente

En estos últimos tiempos, nos han enseñado que merecemos todo lo que deseamos por el simple hecho de desearlo y a causa de eso tenemos personas relajadas, en burbujas, ultrasensibles, que piensan que los amargados somos el problema por no ser más ‘sueltos’ que ellos.

Quizá los amargados a veces nos pasamos de negativos y no somos tan «populares» -lo admito- pero siempre luchamos por encontrar un punto de equilibrio entre lo real, lo probable y lo que deseamos.

Vivimos criticando TODO, y gracias a eso es que no vivimos atados a lo que el destino nos tiene preparado. Somos apáticos, nos vale lo que opine el resto, valoramos los pocos amigos que deciden aguantarnos, respetamos los horarios, valoramos el esfuerzo y sobre todo, somos felices conviviendo con nuestro «defecto».

Conclusión

Querido amigo suertudo u optimista, no intentes cambiar a un limón, mejor ofrécele un tequila, tu amistad, tolerancia y pónganse a tomar.

Déjenos ser felices siendo amargados.

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