¡Adiós 2018!

Desde niña supe -desde lo más profundo de mi corazón- que el número ocho era mi número y realmente sentí que este año nuevo sería mí año.
Aunque no todas las cosas salieron como lo esperé, me siento satisfecha con las cosas que me pasaron y ayudaron a crecer como persona. Mi más grande deseo fue viajar mucho y ¡Lo logré! Además, me atreví a a abrir el blog que tanto anhelaba desde hace años.
Últimamente se ha puesto muy de moda el pensamiento de que ‘la mente es poderosa’, pero creo que no es del todo cierto porque no basta solo con desearlo hasta que el universo -y algunas pastruladas más- te lo den. También se necesita saber identificar y actuar cuando una oportunidad asoma por nuestra vida.
Este año lo empecé con el corazón roto por algunas desilusiones que arrastraba del 2017, añadiendo a eso, terminé mi etapa universitaria asustada del mundo.
Sal del molde
Aunque no me creas no celebro año nuevo porque me da miedo los accidentes que suceden en estas fechas, pero para recibir este año, decidí celebrar las ‘cábalas’ y la verdad es que me inventé una que cada vez que la digo todos -absolutamente todos- se ríen.
Te invito a recibir el año sin calzón.
Puede sonar rarísimo o incluso una burla pero te contaré cómo nació mi cábala. Estoy segura que has escuchado aunque sea una vez:
«Usa un calzón amarillo para la suerte» «El calzón rojo para encontrar el amor»
Y siento muy franca nunca me han funcionado ningún color. Así que dije:
-¿Y si recibo el año sin calzón? Al no existir un color no podré fallar en el color de la suerte, dinero o amor. Tiene lógica ¿O no?
Esperé en mi cama hasta las 12:00am y pedí con todas mis fuerzas viajar. Pero el verdadero secreto no fue solo desearlo, empecé a planificar los lugares que quería conocer y qué haría para lograr mi meta.
Sin darme cuenta en febrero, de un momento a otro, estaba viajando a Europa, Argentina y algunos lugares de mi querido Perú. La verdad no pude creer que por primera vez estaba logrando lo que me propuse en el año y ese sentimiento no me lo quita nadie.
Si tuviera que resumir en una palabra mi año diría: ¡Resiliencia!
Resiliencia
Esta es una palabra bella que amo mucho, porque describe la capacidad que tenemos para adaptarnos frente a malas situaciones. Como mencioné este año no fue solo felicidad.
Este año sentí como una parte de mí se rompió en ‘mil pedazos’ -y no me refiero a una ruptura amorosa- a veces no nos gusta enterarnos -ni mucho menos afrontar- los tragos amargos de la vida pero es lo que nos permite crecer y madurar.
Lo que más agradezco del 2018 es que me permitió aprender a afrontar los problemas y a asumir nuevos retos, tanto en lo personal como laboral. Así que ¡Punto extra para el 2018!
Adiós 2018
Faltan pocas horas para despedir el año y fiel a mi nueva cábala, mientras escribo este post y pienso en lo que deseo para este nuevo año, siento un pequeño airecito entre las piernas pero ¡Qué va! todo sea por el 2019 ahahaha
Sin importar cómo te fue este año te invito a agradecerle a la vida por permitirte vivir un año más y solo nos queda esperar lo que el nuevo año nos depara ¿Estás listo para el nuevo reto?